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Autonomía + libertad de expresión

Fanzines y artivismo

Por Escaramuza / Jueves 22 de setiembre de 2022

«Crear fanzines es posicionarse políticamente en la medida que decidimos las formas por medio de las que creamos, cómo nos expresamos y en dónde, al margen de lo establecido». Camila Caballero, integrante de la Fanzinoteca Ambulante y La Kiosquera, explica por qué los fanzines son una forma de crear y hacer política al mismo tiempo. 

Con la excusa del taller que dictará en Escaramuza, conversamos largo y tendido con Camila Caballero sobre los fanzines. El artivismo, la divulgación y la democratización de la cultura estuvieron presentes como valores claves a lo largo de toda la charla.

¿Por qué fanzines?

Fanzines, publicaciones no convencionales y otras formas (tomo la expresión de las colegas de La Posta riesgo editorial), sobre todo y simplificando, porque vivimos en una sociedad que se basa en la competencia para que creadorxs puedan ser visibilizadxs. También porque hay una gestión de la cultura de la que si no competimos somos excluidxs y a la que, generalmente (salvo excepciones), solo con privilegios tenemos acceso. 

En el ámbito de las publicaciones y de los contenidos impresos, diferentes lenguajes y universos pueden ser expresados, visibilizados y compartidos por medio del fanzine. El soporte es el medio para el mensaje o el mensaje en sí mismo y dependerá totalmente de nosotros la forma que tendrá en cuestiones de formato y de temas, y la manera en la que circulará. Y en eso hay total libertad. No hay contratos en dependencia, sólo hay autonomía y libertad de expresión.


 ¿Qué demuestran de una cierta cultura en un cierto momento? 

Creo que demuestra que hay mucho más por decir, que hay muchas más voces y miradas de las que parece, y que hay otras formas de comunicar por fuera de lo establecido, de lo que el discurso hegemónico de cada tiempo impone. Justamente que existan estas otras formas deja en evidencia que hay muchos más sentires de los que los medios reproductores de cultura o de conocimiento muestran.

También considero que crear fanzines es posicionarse políticamente en la medida que decidimos las formas por medio de las que creamos, cómo nos expresamos y en dónde, al margen de lo establecido, como decíamos antes. Eso lo convierte en una forma de artivismo, o activismo cultural, más allá de que los contenidos sean explícitamente teorizar sobre estos temas. Es una forma de militancia de la cultura, del arte y de la existencia.

 ¿Qué te interesó a vos del formato?

Que es práctico, económicamente accesible y de económica ejecución, que es un soporte de libre expresión y un fuerte comunicador.

¿Cómo ha sido tu recorrido?

Me adentré en el universo del fanzine a través de un proyecto llamado Pô-ético: espacios públicos, poéticos, políticos (2017), fruto de una residencia (residencia São João) por la EAV-PJ, Escola de Artes Visuais de Parque Lage, que realicé en el 2016 en Rio de Janeiro. En este proyecto invité a distintos poetas y fotógrafos de Uruguay y de Brasil a realizar un cruce de trabajos y generar «diálogos» que posteriormente formarían parte de una intervención en el espacio público en forma de afiches e impresos en fanzines. Fue un proyecto autogestionado, y la venta de fanzines o afiches permitían imprimir y hacer circular el contenido.

Luego «fundé» la plataforma La Kiosquera en 2018, pensando en crear el «espacio» y eje donde pudieran confluir varios de los intereses que me llevan a hacer distintas cosas. Ahí cumplo el rol de editora e invito a distintxs creadorxs a publicar y difundir sus trabajos, así como también publico los míos. Además de editar, la plataforma LK gestiona la Fanzinoteca ambulante. Este es un proyecto que nació en el año 2021 con la colaboración de Fiorela Lettieri. Y consta de un acervo de fanzines de Uruguay y de distintos países con el cual nos presentamos en el espacio público, generalmente parques o plazas y hacemos préstamo de las publicaciones in situEl acervo de la fanzinoteca está formado por donaciones de publicaciones. Nació con la fanzinoteca mía sumada a la de Fiorela y fuimos agregando publicaciones que nos acercaron autopublicadorxs, colectivos y/ o editoriales. El fin de la fanzinoteca es descentralizar y democratizar los contenidos, hacerlos circular por otros lugares distintos a los de siempre.


 ¿Qué tipo de publicaciones te parece que van por la vía del fanzine y son ajenas a otros formatos impresos?

Creo que el fanzine y otras formas ya son en sí mismas un formato que está por fuera de otros impresos. Los contenidos entre formas más tradicionales y estas pueden ser los mismos. La diferencia quizás está en que el fanzine habilita mucho más el cruce de lenguajes y que el soporte muchas veces condiciona y/o hace al contenido. Por ejemplo, la manipulación del fanzine u otra forma similar hace a la narrativa visual del contenido, por lo tanto forma y contenidos están en diálogo constante, algo que no sucede tanto con los libros tradicionales de lomo y una x cantidad de páginas. Incluso esa libertad para las editoriales tradicionales es costosa. Y en ese aspecto los fanzines, publicaciones y otras formas, pueden funcionar como una pieza visual y sin definición concreta de lo que son, si un fanzine, si una pieza visual o si es un objeto de arte (que de hecho, ¿no lo sería ya por el simple hecho de existir?).

  ¿En Uruguay qué pasa hoy? ¿Cómo definirías la escena del fanzine?

Siempre hubo movida fanzinera en Uruguay, de divulgación de contenidos, de ejecución simple, con mensajes políticos concretos, generalmente de la escena anarco-punk, sobre feminismos, así como también sobre música. Era con más enfoque en el contenido quizás que en el soporte o búsqueda estética, porque lo importante es sobre todo comunicar y el soporte tiene que ser accesible para vender y recaudar para alguna causa o para distribución gratuita. Lo que pasa actualmente es que se habilitó un poco más lo gráfico y las lógicas del diseño, del pienso acerca del uso de color o diferentes tipos de papeles, de formas de pliegue y formatos, etc. Regionalmente, creo que son más las propuestas que se acercan y se permiten jugar con las formas, y se hacen lugar. Hay de todo. Actualmente hay más personas que se animan a autopublicarse y otras que habilitan espacios para publicar.

En Uruguay, específicamente en Montevideo (porque aún no he tenido la suerte de compartir con otras personas en los demás departamentos), está sucediendo que las propuestas somos un poco las mismas, a mi parecer. Pero bueno, Uruguay crece lento y también por eso creo importante hacer el ejercicio de correrse de la escena y habilitar otros espacios. Generalmente, las propuestas fanzineras dejan sus publicaciones en lugares específicos como tiendas que venden objetos de arte o librerías, o se movilizan directamente por redes sociales. 

La feria de arte impreso de microutopías que gestiona Daro Marroche acerca un montón de creadorxs regionales en torno a lo gráfico. Creo que ese evento en su inicio fue uno de los pioneros y las personas pusieron más interés en crear, agruparse y pensar juntxs. El espacio de taller (Riesgo.720) de La posta riesgo editorial nació de parte de las chicas también como necesidad de nuclear los contenidos en un lugar, de tener un espacio para compartir con todxs. Por allí se pueden encontrar varios fanzines de la escena de acá. Actualmente suceden varias ferias autogestionadas, o de proyectos colectivos independientes, como otras que gestionan agentes particulares con apoyos del estado, y todas crean espacios para la divulgación y venta de las publicaciones. Lo que no sucede mucho es la habilitación de un espacio específico en las librerías para este tipo de formatos, que creo sería algo que beneficiaría a las dos partes.

¿Querés saber más? ¿Te interesa aprender a hacer fanzines? Camila estará dictando un taller de fanzines en Escaramuza en octubre. 

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