«Amanda es un proyecto que he venido trabajando desde hace tiempo. Fue gracias a la convocatoria del Centro Cultural de España, en la cual quedé seleccionada, que pude llevarla a cabo. Surge luego del encuentro con la obra poética de Amanda Berenguer, propiciado por una amiga, Magdalena Martínez Vial. Magdalena vive actualmente en lo que era en aquel entonces la casa de la poeta, en la calle Mangaripé, en Punta Gorda. Cuando conocí la obra de Amanda yo justo venía de dibujar una serie de obras en torno a caminatas en la playa. Me levantaba todas las mañanas para ver el amanecer y me había quedado con esos registros. Me sorprendía lo diferentes que eran unos días de los otros. En esas resonancias armaba una serie de dibujos, que terminaron en una muestra llamada Lo que se es tan volátil, un registro del tiempo, de lo que no se puede querer retener. 

De la obra de Amanda, me llamó mucho la atención el libro Composición de lugar, en el que ella hizo esa obra maravillosa de los atardeceres, la cercanía de esa mirada, de contemplación, de asombro, de acercarse a eso que pasa todos los días y de manera diferente. Me interesó esa mirada tan próxima a la mía. Después, al investigar más su obra, sentía cercanías en varios puntos. Me gustaba la manera en que ella reversionaba su poesía, y eso me habilitaba como lectora a reversionar su obra, de reencontrarme con esas palabras que me quedaban en la cabeza luego de leerla. Tenía ganas de habitar la palabra como un espacio, como objeto y quería hacerlo a través de su obra. 

Me costó mucho tiempo entender desde dónde trabajar. Amanda me puso en un lugar de borde entre mi obra y el de ser un poco curadora. Tuve que buscar otros modos de acercarme y ser cuidadosa para encontrar un diálogo entre ambas. Me importaba generar ese diálogo, un proceso muy largo en el que yo trabajé por medio del dibujo en un sentido amplio y que me llevó hacia la performance, hacia una acción en la calle, un video. Esas formas fueron de la mano de Amanda porque me interesaba su parte cinética y me impulsó la idea de que su obra esté en movimiento, la acción. De acuerdo a eso, quise salirme del contexto sala y que la muestra no fuera solamente en el CCE, sino que transcurriera en la Ciudad Vieja, quería llevar a Amanda a su ciudad. Quería también sacarla del formato libro y acercarla al cotidiano, al día a día, a contextos en los que no suele aparecer la poesía. Me parecía bello que la Ciudad Vieja estuviera flotando en la poesía de Amanda. 

Quise recuperar el momento en que Amanda reversiona Composición de lugar hasta el modo más visual y contundente, cuando rompe con una lectura lineal y juega con el impacto visual. Me parecía que era bueno que irrumpiera en la ciudad. Y eso se correlaciona con mi obra. 

La muestra, si bien transcure en el CCE, también incluye afiches en la calle, volanteadas poéticas, formas de vincularnos con la gente. En la sala hay obra mía con dibujos, incluso uno en el que voy haciendo un mapa de la ciudad con sus palabras. Se puede escuchar su voz, yo quería rescatar esa oralidad, eso maravillo de sus dicciones en que Amanda recita su propia poesía de una manera siempre diferente». 

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María Maggiori (Buenos Aires, 1975). Cursó estudios de arte en París, Francia (1994-1998) en la Universidad de La Sorbonne, Paris VIII y en la École de Sévrès. Continuó luego sus estudios en la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrredón. Asistió al Taller de Eduardo Stupía (2015-2016) en la Universidad Torcuato Di Tella, fue artista PAC, programa de arte contemporáneo (2015) organizado por la galería Gachi Prieto, también artista del Programa Yungas Tigre (2017) a cargo de Raúl Flores y participó del taller El texto de la obra (2018) a cargo de Silvia Gurfein. Más información sobre la artista, visitá su página web.

Fotos: Sebastián Angiolini.