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Una ausencia viral

La muerte, los que quedan y lo que hay un poco más allá

Por Rodolfo Santullo / Miércoles 12 de agosto de 2020

¿Qué sucede cuando la desaparición de una persona se vuelve viral? Rodolfo Santullo nos invita a leer Sabrina, de Nick Drnaso, una historia profunda y actual sobre canibalismo mediático, posverdad y soledad, nominada al premio Man Booker en 2018.

Sabrina, de Nick Drnaso, es un notable ensayo sobre la pérdida que se transforma —de manera lenta y segura— en un tenso thriller paranoico.

Conocemos a Sabrina Gallo en apenas unas pocas páginas, un simple diálogo con su hermana Sandra, en el que habla sobre que quizá tendría que haber aprovechado que está sola cuidando la casa de sus padres para invitar a su novio Teddy, sobre tomarse unas próximas vacaciones juntas, sobre nada en realidad. Sandra se va, Sabrina pasa la noche, a la mañana siguiente le da de comer al gato, cierra todo, se va y desaparece.

Nuestro relato comienza después, con aquellos que han quedado atrás. Obviamente Sandra y Teddy, pero también Calvin Worley, un burócrata militar amigo de Teddy, quien va a terminar siendo el inesperado protagonista de este libro de Nick Drnaso (Illinois, EEUU, 1989), que comienza reflexionando sobre la pérdida y la imposibilidad de seguir adelante —o la extrema dificultad que entraña, al menos— para derivar en un poderoso thriller paranoico, de esos que te ponen tremendamente nervioso. Porque, eventualmente, un video sobre la desaparecida Sabrina se volverá viral y el mismo mundo viral —el externo, el que incluye además programas de radio conspiranoides, enemigos ocultos en todas partes— empezará a meterse de cabeza en la vida de nuestros protagonistas. Porque lo viral abre la puerta a un universo de extraños, desconocidos con opinión propia sobre Sabrina, su desaparición y la «verdad» —sí, con evidentes comillas— que se oculta detrás de su desaparición.

El estado de extrañeza, persecución y franca demencia comienza a envolver a nuestros personajes, quienes por su parte tienen una evidente dificultad para interactuar entre ellos, una serie de silencios que dicen mucho, un clima enrarecido que Drnaso desarrolla con calma, con paciencia, con densidad narrativa que desemboca en una maestría total, dueño y señor de su relato, sus tiempos y sus situaciones.

Sabrina se vuelve entonces varias historias en una sola. La de su homónima sobre cuya ausencia se profundiza; la de Sandra, Teddy y los seres queridos que quedan atrás y cómo lidian ellos con la tragedia; y la de Calvin y cómo este mundo alienado y enfermo no conoce de límites —o cómo, redes sociales e interacción no pedida mediante, esos mismos límites se han vuelto tan difusos—. El libro transita además por varios géneros: misterio, thriller, costumbrismo, saliendo Drnaso perfectamente librado en todos ellos.

Acaso sí, el dibujo, funcional y con una narrativa clara y diáfana, sea una apuesta no para todo el mundo, ya que apela a un minimalismo extremo —lo que completa en ocasiones con la misma identificación de sus personajes, todos con el mismo rostro, con el mismo gesto— que puede alejar al lector no avezado en novela gráfica. Me permito recomendarle que haga el esfuerzo de leerla porque se verá recompensado con un libro que no se encuentra todos los días, una excelente novela sobre el ser humano, su ausencia y las consecuencias —las cercanas y las externas— de esta.

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