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Intrigas, sospechas y complots en el Olimpo

«La muerte de pan», de Alicia Escardó

Por Federico Ivanier / Lunes 12 de agosto de 2019

Los protagonistas de la mitología griega se dan cita en un entramado de suspense propio de la novela negra en La muerte de Pan, de Alicia Escardó. Federico Ivanier nos recomienda este libro en el que humanos y dioses se enfretan a sus emociones, egos, amores y deseos de venganza, mientras intentan descubrir quién asesinó a Pan.

La muerte de Pan, de Alicia Escardó Vegh, plantea algo muy ambicioso: hacer una recorrida lúdica por los mitos griegos. Eso es, seguramente, lo primero que debería decirse respecto de esta novela editada por Fin de siglo. Lo siguiente es que lo consigue con un mecanismo bastante original: armar una suerte de novela al mejor estilo de Agatha Christie, con un asesinato que desata la trama y una investigación que hace hablar a todos los personajes que podrían haber tenido oportunidad y motivo para llevar a cabo el crimen. En La muerte de Pan, por supuesto que tenemos un asesinato, por supuesto que tenemos muchos personajes con oportunidad y motivo. Y ahí es donde está la esencia que vuelve atractivo este libro.

Debería agregar además, que en el caso de esta novela los personajes no solo nos sirven como proveedores de pistas para resolver el misterio, sino que ellos, y los vínculos que los (des)unen, son interesantes en sí mismos (cosa que no necesariamente era el caso en las novelas de Agatha).

Los personajes son los dioses griegos y los vínculos que los unen, pienso yo, son ni más ni menos que todas las emociones humanas que conocemos. Los dioses griegos son infinitamente humanos, ese es el tema. Son personajes complejos y complicados. Por eso son tan cautivantes. Por eso se pueden contar tan buenas historias con ellos.

Dije que esta novela es una recorrida lúdica a lo Agatha Christie: todo se centra en la muerte del dios Pan. ¿Quién fue Pan? O mejor dicho, ¿quién era en los mitos griegos? Sabido es que los dioses griegos son inmortales pero Pan no eligió esa vida en el Olimpo sino que prefirió quedarse en Arcadia, trabajando como pastor. Era perezoso y le gustaban las siestas y la vida más bien tranqui. Detestaba que lo molestaran y si alguien lo hacía, soltaba un grito estremecedor que ahuyentaba a cualquiera que se acercara, causándole pánico.

Pues bien, Pan ha muerto y lo único que queda es encontrar quién es el culpable de la muerte. Alguno de los doce dioses griegos que conforman el Consejo habrá de ser. Y obviamente, los doce se van a acusar unos a otros, sin vacilar. Son esas acusaciones las que Alicia Escardó Vegh aprovecha para retratar no solo a los personajes que conforman este Consejo, sino también a circunstancias de su vida, que van desde lo dramático hasta lo ridículo, pasando por lo extraño y lo conmovedor, dándole vida, una vez más, a estos interminables mitos.

La tarea no es menor. Por un lado, hay que conocer a los personajes. Hay que conocer los mitos. Hay que saber qué seleccionar también. Hay que mantener un tono determinado, uno de cierta solemnidad… pero además hay que saber romperlo, porque estos dioses no eran tan solemnes como suelen ser presentados, sino bastante pícaros y dominados por sus sentimientos -tanto los malos como los buenos- y por sus propias contradicciones y malos genios.

Este era, quizá, uno de los mayores problemas a resolver en este libro. ¿Cómo tratar a estos dioses? ¿Cómo apropiárselos como personajes para que le pertenezcan a la autora sin dejar de ser los personajes que no pertenecen, a esta altura, absolutamente a nadie? ¿Cómo ir tejiendo mil historias en un solo libro que tenga sentido y pueda seguirse con gusto?

Las respuestas a todas esas preguntas están en las páginas del libro de Escardó. En definitiva, solo una cosa termina siendo clara, al menos en mi opinión: La muerte de Pan consigue salir de todos esos desafíos muy de pie, con una prosa ágil y al mismo tiempo erudita, consiguiendo hilvanar anécdotas que inicialmente son dispersas, pero que confluyen de manera singular. Un trabajo que vale la pena tener en la biblioteca, que vale la pena ojear, leer incluso en desorden. Los mitos griegos plantean un viaje en una sola dirección: un viaje de ida, porque ya no se vuelve más. Por si lo habíamos olvidado, Alicia Escardó Vegh nos lo recuerda en este estupendo texto y nos da el boleto. Hora de partir, amigos.

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