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el descenso a los infiernos

¿Quién es Asterios Polyp?

Por Rodolfo Santullo / Martes 25 de setiembre de 2018

Detrás de ese curioso nombre se encuentra una de las mejores novelas gráficas publicadas en los últimos tiempos. David Mazzucchelli escribe y dibuja Asterios Polyp y realiza una obra magnífica, una historieta total, que Rodolfo Santullo reseña en esta nota.

El mismo día que Asterios Polyp cumple cincuenta años, termina de perder todo. Un rayo cae en una pared lateral de su edificio y, pronto, todo el lugar se incendia. Entre el abandono, la suciedad y las notas de deudas y desalojo, Asterios reacciona con velocidad y sale con apenas lo puesto más tres elementos específicos que serán lo único que rescata del lugar (y de su antigua vida): un encendedor, un reloj y una navaja suiza. Luego, contempla el edificio en llamas unos momentos, se toma el subte, llega hasta la terminal de ómnibus y, poniendo hasta el último centavo sobre el mostrador, pregunta hasta dónde le alcanza para irse.

Así comienza el libro y se construye, con la misma dualidad que embargará el libro, la doble historia de Asterios. Por un lado, hacia dónde va —un pueblito perdido en el medio oeste estadounidense, donde se volverá peón en un taller mecánico— y qué hará en este presente, y, por otro, su pasado como el gemelo que sobrevive al parto por cesárea —de hecho, toda la narración en pasado será contada por su hermano nonato Ignazio— y que se vuelve un prestigioso arquitecto teórico (jamás uno de sus proyectos se construirá) y pedantísimo profesor universitario.

Pero, como el mismo Asterios comprenderá, las dualidades son simplemente aparentes porque no son solo esas dos las historias que dan cuerpo a la imprescindible novela gráfica que construye David Mazzucchelli, sino que habrá muchas otras: los padres de Asterios, la familia que lo acoge en el presente, las distintas personas que el personaje se va cruzando antes y después y, por encima de todo, la de Hana Sonnenschein, la mujer que contra todo pronóstico terminará siendo el amor de su vida.

¿Qué pasó con Asterios Polyp? ¿Cómo llegó a ese terrible momento, ese nefasto punto de partida, donde dejar todo atrás significada tan poco? Eso es lo que nos va contando Mazzucchelli a lo largo de las más de trescientas páginas de este libro, donde pocas veces antes tanta ambición —narrativa, estética, conceptual, filosófica— encontró una razón de ser tan validera. Mazzucchelli se propone hablar de todo: de arquitectura, de estética, de religión, de múltiples filosofías, de las relaciones humanas, del amor; y logra salir bien librado de todo. No solo bien librado, logra una obra única, tremendamente personal, y un producto de esos escasos que solo puede existir en historieta.

Los recursos narrativos que emplea son brillantes pero no puestos al servicio de su lucimiento, sino del propio relato. Mazzucchelli  nunca antes demostró ser un alumno tan aventajado de su maestro Will Eisner, hasta el punto de superarlo. Una obra total, una obra que nadie que ame la buena historieta, la buena literatura, puede dejar pasar.

Aunque es más reconocido por sus colaboraciones con Frank Miller en el género de superhéroes —realizó dos obras fundamentales de la década de los ochenta: Born Again y Batman Year One— o su popular adaptación de Ciudad de cristal de Paul Auster, junto al guionista Paul Karasik, es con Asterios Polyp que David Mazzucchelli vuelve a inscribir su nombre en letras enormes para el noveno arte. Con una obra de esas que te quita al aliento al leerla y te emociona en cada página, en cada momento, cada peldaño en ese descenso a los infiernos que —cual Orfeo— Asterios realiza para poder descubrir qué pasó, dónde fue que todo se salió de ese cauce tan dual que todo lo explicaba.

Y, como el mismo Orfeo, hay que pegar la vuelta, y tratar de volver a salir a la superficie.

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