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Una historia de la edición artesanal

La Kelmscott Press de William Morris

Por Eric Schierloh / Lunes 09 de marzo de 2020
Colofón de la Kelmscott Press

En enero de 1891, el arquitecto, escritor, artista, diseñador y artesano William Morris funda en su casa una de las primeras editoriales artesanales de la época moderna: la Kelmscott Press. Tipografías, ornamentos y papeles propios, diseños y encuadernación manuales que cuidan todo el proceso de edición e impresión del libro. Eric Schierloh, editor artesanal, inicia una serie de notas que repasan la historia de la edición «hecha en casa».  

A lo largo de una serie de textos intentaré trazar una historia caprichosa y provisoria de la edición artesanal. ¿Y qué es la edición artesanal? Es aquella que, centralmente, conserva la figura del editor para que guíe la construcción de un catálogo personal pero que además produce materialmente sus libros: el editor artesanal escribe/traduce/edita, diseña, imprime y encuaderna (y muchas también distribuye y vende, sobre todo por fuera del circuito tradicional de librerías). En la edición artesanal el editor hace libros en un sentido literal, estricto. Además la edición artesanal se hace a pequeña escala (unos pocos títulos al año, tiradas de pocos ejemplares, distribución racional), a menudo es familiar y de pequeño taller. A diferencia de otras empresas, la edición se contenta con unos beneficios modestos, sin buscar incrementarlos más allá del punto en que se alterarían la estructura y la dinámica del proyecto. Por fin, y al decir de André Schiffrin, la edición artesanal guarda todavía una cierta relación con la vida intelectual de su país. Así entendida la edición artesanal, inicio en eso que Chesterton llamó la revolución del arte doméstico: el movimiento Artes y Oficios (Arts and Crafts) y la Kelmscott Press.

Después de estudiar pintura y arquitectura William Morris (1834-1896) funda la firma de diseño Morris, Marshall, Faulkner & Co. (1861), dedicada a la producción de toda clase de materiales y objetos para la decoración de interiores. Quería proponer una alternativa artesanal al estándar industrial de materiales pobres, confección deficiente y mal gusto; aspiraba a que las clases medias pudieran acceder a piezas mejores en cuanto a su factura y que además fueran estéticamente bellas. Morris se interesaba por todo lo que pudiera ser hecho a mano porque creía que arte y oficio debían combinarse para producir, además de objetos útiles y bellos, un tipo de relación «aglutinante» dentro de una comunidad. Esta idea de gremios artesanales hundía sus raíces en otro de sus muchos intereses, que además dirigiría la estética de su futuro diseño editorial: la Edad Media.

A comienzos de la década de 1890, enfermo de gota y con ocasionales ataques de epilepsia, Morris inicia la aventura de montar su propia editorial artesanal, o imprenta privada (private press) como se las llama en inglés. Lo guiaba la misma reacción violenta contra la fealdad de los volúmenes serializados y la obsolescencia de los objetos que producía la naciente industria editorial. Con sus socios y amigos Emery Walker, grabador, y Edward Burne-Jones, pintor, dieron inicio a la Kelmscott Press en la casa familiar del propio Morris, hicieron los diseños de página (inspirados en los manuscritos iluminados y los incunables), crearon sus propias tipografías y ornamentos, encargaron papel hecho a mano y con 3 prensas de platina Albion y un sacapruebas iniciaron el trabajo editorial en el invierno de 1891. La primera publicación fue The Story of the Glittering Plain, una novela autopublicada de Morris, con ilustraciones de Walter Crane. Se tiraron 206 copias, aunque el editor creyó que con 20 hubiera sido suficiente, tal como hacen hoy en día muchas (micro)editoriales artesanales.

En el catálogo de la Kelmscott hay libros de Ruskin (él y Morris conforman el núcleo del movimiento Arts and Crafts), Shakespeare, Tennyson, Thomas Moro, Caxton (el Gutenberg inglés), Keats, Shelley, Coleridge y Dante Gabriel Rosetti (maestro de pintura de Morris y Burne-Jones), entre otros, además de traducciones de Lady Jane Wilde, Caxton y del propio Morris (sobre todo las sagas islandesas y el Beowulf; antes había publicado versiones de Eneida y Odisea). En total se produjeron 53 títulos en 66 volúmenes y 9 plaquetas a lo largo de 9 años de corta pero intensa vida editorial, con un total de 18.000 ejemplares compuestos letra por letra, impresos pliego por pliego y encuadernados a mano, uno por uno.

El proyecto más ambicioso de Morris fue la publicación de las obras de Chaucer en un volumen en folio de 556 páginas impreso a dos tintas y con 87 ilustraciones. La tirada fue de algo menos de 450 ejemplares. El proceso completo de producción del libro demandó casi la mitad de la vida de la editorial, y hubo que dedicar 2 años exclusivamente para la impresión. El 2 de junio de 1896 estuvieron listas las primeras 2 copias: una fue para Burne-Jones, el ilustrador, y la otra para Morris, que estaba inválido. Murió de tuberculosis cuatro meses después, el 3 de octubre, a los 62 años. Estaba planeando una edición de las obras de Shakespeare y quería ponerse a hacer su propia tinta.

Tomó 2 años completar los trabajos que Morris había dejado proyectados. El último libro publicado fue Una nota de William Morris sobre el propósito de la fundación de la Kelmscott Press (1898). Morris parece dirigirse a los editores artesanales del futuro: el libro debe ser una obra en sí mismo, tal como lo es el texto; hay que cuidar el diseño de caja (página) y seleccionar muy bien los materiales (centralmente los papeles); lo mismo vale para la tipografía y los diferentes espaciados. El brevísimo libro contiene además un catálogo comentado. Lleva pie de imprenta del 4 de marzo. Ese es el día en que dejó de existir la primera de las editoriales artesanales modernas.

 

Cuatro notas para profundizar

1. En 1852 Morris leyó en Stones of Venice de Ruskin eso que, en parte, puede considerarse el corazón del movimiento Arts and Crafts: «En la cultura y naturaleza de cada hombre que empleamos en un trabajo manual hay poderes para hacer cosas mejores, por más rústico o simple que sea ese hombre». Curiosamente, una frase muy similar cierra el gran texto de la edición artesanal moderna: «El arte nuevo apela a la facultad que tienen todos los hombres de entender y crear signos y sistemas de signos» (Ulises Carrión en El arte nuevo de hacer libros).

2. El hecho de que tan sólo la clase media alta y los ricos accedieran a sus objetos de diseño y exquisitos libros mortificaba a Morris, que había dedicado años al estudio y la difusión de las ideas anarquistas, socialistas e incluso marxistas. La estrategia de artes y oficios, sin embargo, parece actual: democratizar el acceso a herramientas, tecnología y la conformación de talleres, para incrementar la cantidad de productores y mejorar las condiciones y calidad del trabajo; y atomizar y descentralizar las diversas producciones para favorecer el comercio justo y las economías locales.

3. También es curioso el hecho de que el siglo XXI haya iniciado con un lento pero sostenido revival editorial artesanal ligado, en el caso de no pocos proyectos, a la impresión tipográfica: Colección Chapita, Imprenta Rescate, Fadel & Fadel, Ediciones Kalos, Ínsula, Santos Locos, Editorial Maravilla, Barba de Abejas o Impronta Casa Editora, Juan Malasuerte y Taller Ditora trabajan todas con máquinas de la época de Arts and Crafts.

4. El cierre de la Kelmscott dio origen a otra editorial: la Doves Press fue fundada en 1900 por T.J. Cobden-Sanderson y Emery Walker con parte de las máquinas y herramientas del taller que había quedado en silencio en la casa de Upper Mall, Hammersmith. Tras una disputa, Cobden-Sanderson arrojó a las aguas del Támesis, durante más de 100 noches, una de las tipografías de la Kelmscott Press. En 2014 unas 150 piezas fueron recuperadas bajo el puente de Hammersmith.

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