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NO INTENSO AGORA

Felicidad, memoria, juventud

Por Inés Bortagaray / Viernes 09 de febrero de 2018
Inés Bortagaray vio «No intenso agora», de João Moreira Salles, y nos hace viajar, a través de esta nota, a la China de la Revolución Cultural y al Mayo Francés de 1968, los escenarios en donde se desenlazan las historias de esta película. Además, ver esta historia trae a la memoria el recuerdo de «Santiago (Uma reflexão sobre o material bruto)», del mismo director.

En octubre del año 2011 vi Santiago (Uma reflexão sobre o material bruto), de João Moreira Salles. Lo acabo de rastrear en mi correo electrónico (una gran agenda que arroja luz sobre qué diferencia un año y otro, en qué andaba trabajando por entonces, qué libro había leído, qué canción se me había quedado pegada). La alusión aparece en no menos de tres efusivos mensajes que escribí a amigos. Fue muy impactante esa película y el entusiasmo con que hablo de ella es parte de un prontuario epistolar.

Santiago (Uma reflexão sobre o material bruto)

Santiago (2007) retomaba un material que el director había filmado en 1992: una serie de entrevistas a Santiago Badariotti Merlo, un argentino radicado en Brasil, que durante treinta años había sido el mayordomo de la familia de los Moreira Salles en la mansión en Gávea. Santiago hablaba entonces con Moreira Salles entre la cocina y el living de su diminuto apartamento en Leblón. Nacían de aquella mirada, además, una serie de escenas ficcionalizadas que mostraban a un boxeador transpirando, dando puñetazos a una bolsa, y un recorrido evanescente por la bella casa de los patrones.
El montaje había traído una decepción. Además, tres años más tarde se moría Santiago y la película quedaba, anidada, en el limbo de los proyectos inconclusos. Trece años más tarde, Moreira Salles buscó aquel material e hizo la película definitiva: una observación sobre el cine y los procesos de aprendizaje; una mirada sobre la autocrítica y la frivolidad o el compromiso con que podemos retratar a los protagonistas de nuestras historias; un ensayo sobre la memoria.

Santiago (Uma reflexão sobre o material bruto)

Santiago se recorre mediante una voz en off: la del hermano del director —no Walter Salles, que también es hermano, sino otro menos conocido, Fernando— y las intervenciones del propio Badariotti, amante de la pintura, la ópera, la literatura y la historia; amante del boxeo, de la aristocracia y de la noción del «buen gusto», redactor de unos treinta mil folios con glosas de seis mil años de aristocracia escritos a lo largo de toda una vida en una Olivetti.

El año pasado vi, gracias al DocMontevideo, No intenso agora (En un intenso ahora, 2017). Esta vez sí, João Moreira Salles acudía a su propia voz para relatar esta historia, concebida de las imágenes de un viaje de seis meses a China que su madre había hecho con amigos en 1966, en plena Revolución Cultural.
Los testimonios (las fotos, los apuntes) del viaje, que duró seis meses por el país entero, reflejaban un estado de felicidad y de viva conciencia de lo que entonces ocurría. Moreira Salles, que en mayo de 1968 vivía con su familia (banqueros, diplomáticos) en París, creyó que la incontrovertible ilación entre el pensamiento maoísta y la izquierda francesa de la década de 1960 hablaba de lazos más o menos subterráneos entre el viaje de su madre a aquella China y la Revolución de Mayo del sesenta y ocho.
El estudio profundo de las imágenes del Mayo Francés (y una descripción minuciosa de lo que ahí se veía, tarea que se fue haciendo a lo largo de dos años), la investigación de las crónicas de la época, y de los ensayos que sobre aquellos días se habían escrito, fueron plantando el árbol (genealógico) que Moreira Salles finalmente usó en este ensayo cinematográfico.

No intenso agora

Nada en No intenso agora fue filmado por él, ni un solo fotograma. Es en el propio material de archivo, y en las relaciones discursivas, que el relato va encontrando, donde vive la película.
«Comprendí —o tuve la sensación de ello— que estaba muy bien estar vivo durante aquellos días y aquellas semanas. ¿Y qué significa eso? Un sentimiento absoluto de alineamiento con la vida, con el tiempo presente, con el momento», contaba Moreira Salles en un texto precioso (editado por Edgardo Dieleke, traducido por Julieta Mortati), que se publicó en la revista argentina Las Naves y que también se puede encontrar acá.
La juventud, la pasión de la juventud, un ardor absoluto y al tiempo efímero, la presunta reinvención de la historia son el sustrato de una pregunta importante en la película: «¿Cómo se hace para sobrevivir a toda esa intensidad?». O, también, cómo se vuelve (¿acaso se vuelve?) a la vida cotidiana después de algo como esa revolución, ese estallido.

No intenso agora

Aparecen, como por ósmosis, otros dos 1968: el sesenta y ocho en Praga y el de Brasil. Todas las imágenes hablan de lo que hablan (el fulgor y las contradicciones revolucionarias), pero también hablan de sí mismas. De cómo fueron registradas. De lo que atienden. Del temblor que las anima. La clandestinidad de las imágenes que en Praga se toman detrás de una cortina, tan ajena al espíritu de París. El retrato de líderes estudiantiles como Cohn-Bendit y de otros menos conocidos, como Recanati (retratado en Mourir à 30 ans, de Romain Goupil, 1982), que se suicida en los años setenta. Los mártires de acá, de allá, de más allá.
Después de un año y medio de montaje (y un primer corte que duraba más de cinco horas), se incorporaba al proyecto del editor Eduardo Escorel (montajista de películas como Cabra marcado para morrer, de Eduardo Coutinho, y Terra em Transe, de Glauber Rocha), apareció esta (fabulosa) película que cuenta una historia que el director no vivió directamente pero que irradia una construcción de una memoria del todo personal.


João Moreira Salles (Río de Janeiro, 1962) es un guionista y documentalista brasileño. Fundó la revista literaria Piaui. Entre sus obras se cuentan: Jorge Amado (1995); Noticias de uma guerra particular (1999), documental sobre la violencia urbana en Río de Janeiro, codirigido con Kátia Lund; Nelson Freire (2003), su primer largometraje, dedicado al pianista brasileño; Entreatos (2004), sobre la campaña de Lula da Silva a la presidencia en el año 2002. Después de Santiago, premiada en varios festivales, João Moreira Salles dirigió No intenso agora (2017).

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