Ricardo Ferrari, el protagonista de esta novela, es un hombre maduro, jubilado, que mantiene como actividad escribir artículos para publicaciones extranjeras y montevideanas. Es también un hombre solo y solitario.  Confiesa haber alcanzado una deseada paz en ese momento de su vida.

Con hábitos rayanos en rutinas, su vida no tiene altibajos. Parece ser la quintaesencia del montevideano de hoy. Hasta que en uno de sus usuales paseos encuentra en la vereda un sobre con la dirección de la casa en la cual pasó su infancia, conteniendo una carta dirigida a su padre muerto hace años, en un tono sumamente ofensivo.

Ese hecho es el disparador de una revisión de su propia vida y la de su familia, y Ferrari intentará reconstruir un puzzle con piezas de más y de menos, encontrándose con el despertar de sentimientos olvidados, la introspección y la memoria.

Escrito de manera exquisita, sin que sobre una palabra, con una prosa estrictamente funcional al relato en el que nos vamos sumergiendo lentamente, nos va envolviendo, atrapando y lo  vamos disfrutando, con vueltas de tuerca que no generan sobresaltos sino una mayor atracción, se vuelve una novela entretenida, atrapante e inteligente de lectura imprescindible.

En esta época en la cual estamos, entre meteorólogos, astrólogos, politólogos, estadísticas y tendencias, el futuro parece ser previsible.

Esta novela nos demuestra que lo verdaderamente imprevisible es el pasado cuando este irrumpe en nuestras vidas desbaratando -para bien o mal- todo nuestro pedacito de mundo.