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El año en que dejamos de ser jóvenes

1989

Por Tabaré Couto / Viernes 23 de agosto de 2019
Los Estómagos

1989 fue un año clave, un año que algunos historiadores han calificado como «bisagra» para Uruguay y para el mundo. Tabaré Couto hace un repaso de los acontecimientos más destacados del espectro político, social, cinematográfico, cultural y sobre todo musical, treinta años después. Un recorrido por el fin de una década desde la que todavía nos llegan ecos de punk y rock and roll. 

Las muertes y los muertos

Murieron Alfredo Zitarrosa, Salvador Dalí, Jorge Lazaroff, Raúl Sendic y Samuel Beckett. Ejecutaron al asesino Ted Bundy. Fueron cerca de 3000 los fallecidos en el Caracazo y 42 los muertos tras el copamiento en La Tablada, en Buenos Aires. Después de haber sido detenido en la seccional 15, debió morir un uruguayo más -el estudiante Guillermo Machado- para que renunciara el ministro del Interior, Antonio Marchesano, y oficialmente se suspendieran los procedimientos de detención arbitraria: las razias. En Colombia, Pablo Escobar cargaba ya miles de muertos a sus espaldas. Y en Rumania, Nicolae Ceaușescu sumó miles de cadáveres hasta que el 16 de diciembre comenzó la revuelta contra su gobierno. Una semana más tarde, Ceaușescu fue derrocado e intentó huir junto a su esposa de Bucarest. Fueron arrestados y fusilados para celebrar la Navidad con dos muertes más: las suyas.

    

La música en casa

Rod Stewart llenó el Estadio Centenario, UB 40 rebotó contra la espantosa acústica del Cilindro Municipal y Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota debutaron en Uruguay, una noche helada de un 30 de julio en el Palacio Peñarol.

Víctor Nattero, fundador y guitarrista de Los Traidores, publicó la carta de despedida en el diario El País anunciando la separación del grupo. El Cuarteto de Nos tocó tres meses seguidos en el Teatro del Notariado, Calvin Rodríguez, ex Los Tontos, actuó como solista ante muy poco público y el documental Mamá era punk de Guillermo Casanova -que entre otros temas revisaba el suceso con el grupo Clandestino- fue presentado en la Primera Bienal de Arte Joven de Buenos Aires. Fernando Cabrera se despachó el brillante El Tiempo Está Después, se lanzaron dos compilados de rock con muy poca repercusión; Níquel presentó su Gusano Loco en el Teatro de Verano junto a los Ratones Paranoicos y Jaime Roos grabó en vivo Esta Noche. La Chancha Francisca, sin poder esquivar la censura, editó Las berenjenas también rebotan sin el tema «El Presidente»; La Tabaré lanzó Rocanrol del Arrabal y, además de un compilado metalero aparecían Reincarnation de Graff Spee e Inocente hasta que se demuestre lo contrario de Alvacast. Delanuka, Metamorfosis y la Incandescente Blues Band eran apuestas emergentes al mismo tiempo que un consolidado Eduardo Darnauchans nos cautivaba con la belleza de El trigo de la luna presentándolo, miércoles tras miércoles de octubre, en el Teatro Notariado. En diciembre, con el cadáver aún tibio de Los Estómagos, debutaron los Buitres.

 

Pantallas

Fue el año que cerró el Cine Censa.

Jack Nicholson, Michael Keaton y Kim Bassinger protagonizaron Batman de Tim Burton con música de Prince. Vimos La Sociedad de los poetas muertos, Cinema Paradiso, Nacido el 4 de julio (con Edie Brickell interpretando «A Hard Rain’s Gonna Fall») o a Dennis Quaid junto a Winona Rider dando vida a Jerry Lee Lewis en Great Balls of Fire.

Se estrenó Baywatch con David Hasselhoff y, por supuesto, con Pamela Anderson buceando y mirando de perfil con ese traje de baño rojo intenso. Y finalizó Dinastía con John Forsythe, Linda Evans y la mala entre malvadas: Joan Collins.

Ricardo Espalter interpretó al candidato presidencial trucho, Pinchinatti, en Decalegrón de Canal 10 y Nintendo lanzó una pantalla portátil para jugar en cualquier lugar y en cualquier momento: la Game Boy.

 

El mundo al instante

Los soviéticos abandonaron Afganistán y Kabul fue un infierno. Cayó el muro de Berlín y estalló la Revolución de Terciopelo en Praga que llevaría a Václav Havel, un fan de la Velvet Undergound, a ser presidente. Argentina eligió a Carlos Saúl Menem, Brasil a Fernando Collor de Mello y Uruguay a Luis Alberto Lacalle.

Se realizó en Uruguay el referéndum contra la Ley de Caducidad y ganó el voto amarillo con el 57 % de las preferencias. El Frente Amplio aceptó en sus filas al MLN-Tupamaros y Tabaré Vázquez obtuvo la Intendencia de Montevideo por primera vez para la izquierda.

 

Chau garra charrúa

A pesar de jugar la final en Maracaná y en un 16 de julio, Brasil ganó la Copa América por 1-0 con gol de Romario frente a Uruguay. El técnico celeste era Óscar Washington Tabárez.     

   

Música para las masas

Lou Reed publicó New York; Bob Dylan, Oh Mercy; Neil Young, Freedom y Los Auténticos Decadentes lanzaron El milagro argentino y explotaron con temas como «Entregá el marrón», «Raquel» o «Loco (tu forma de ser)».

Se celebraron 20 años de Woodstock.

 

Los aviones

El guitarrista Andy Adler se fue a Nueva York y dijo: «La realidad es de pálida total. Un país empieza a funcionar cuando la gente para de irse y acá la emigración es una realidad. Si la gente no para de irse de este país, quiere decir que no funciona. Quizás este sea un país muerto… No sé, yo no lo maté. Si bien es lo último que yo deseo, es un país camino a la muerte. Esto es duro. Y es bravo de soportar en tu cabeza».

 

Ya no quedan héroes

Se separaron Los Estómagos. Nos caímos del mapa.

Raúl Forlán Lamarque escribió, el último día de agosto y en La República: «1989 es un año de desmoronamientos y ausencias. La ausencia cobra palpabilidad en la generación roquera. Los tres grupos de cabecera, y más allá de gustos y disgustos personales, ya no están. ¿Qué es lo que ocurre entre el pasado y el futuro? Qué vértigo. Estamos mareados».

La muerte de Los Estómagos fue consensuada y fríamente diseñada. Un fin inevitable. Un suicidio asistido y dignamente pactado para evitar que la relación Hernández-Parodi  -como síntoma más notorio del agotamiento global del proyecto Estómagos no acabara en una explosión con daños colaterales, personales y profesionales, tal vez peores. El show de despedida del 25 de agosto en el antiguo Cine Cordón, fue al mismo tiempo una celebración del éxito de «Avril» y su nuevo disco y una ceremonia catárquica, violenta, triste y melancólica. El final de Los Estómagos golpeó mortalmente nuestro sueño under. Fue el fin de nuestra adolescencia roquera.

Y, entonces, 1989 se convirtió en el año en que empezamos a dejar de ser jóvenes antes de tiempo.

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