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CINE Y SERIES

Pamela Adlon (y las cosas mejores)

Por Inés Bortagaray / Jueves 16 de noviembre de 2017
Pamela Adlon en «Better Things»
Inés Bortagaray deja un poco la gran pantalla para recomendarnos fervientemente que miremos «Better Things», con la talentosísima Pamela Adlon.

Pamela Adlon es una actriz que lleva varios años en la industria del cine y la televisión, pero que en alguna oportunidad no consiguió el papel que quería porque algún productor ejecutivo le dijo algo así como que no era lo suficientemente sexy o voluptuosa.

Prestó su voz en King of the Hill hasta que conoció al comediante Louis Szekely (que luego se haría conocido como Louis CK) en un casting para Lucky Louie (show creado por Louis, que HBO emitió hace poco más de diez años). Se hicieron íntimos amigos y colaboradores. Pronto Pamela se volvió un personaje recurrente en las cinco temporadas de Louie CK. En esa ficción, Pamela es la amiga del parque de Louis. Mientras la hija más chica de él y el hijo de ella comparten hamacas y toboganes en tardes heladas de un parque en Manhattan (James J. Walker Park), Pamela y Louie conversan y se dicen guarradas sin tentarse de risa ni por un instante. Pamela se convierte en el objeto de deseo de Louie (o acaso debiera permitirme ser efusiva y decir que se vuelve la amada). Pamela es graciosa, tiene una voz fabulosamente ronca, no tiene pelos en la lengua. Claro que es adorable.

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Pamela Adlon y Louis CK en Lucky Louie

Pamela Adlon también acompañó el nacimiento y la vida de Horace and Pete, una rareza que Louis CK hizo a su manera, con capítulos de duración variable, que se descargaba directamente de Internet. Y entonces llegó el turno de Pamela: Louis convenció a John Landgraf, presidente del canal FX, de que ella debía tener su propio show. Algo sobre la maternidad, sobre una mujer recia criando tres hijas un poco consentidas, algo sobre una actriz subempleada. Pamela empezó a recordar cosas que le habían parecido graciosas: algunas le habían ocurrido a ella; otras, a sus hijas; otras, a personas conocidas. Empezó a escribir y la escritura fue torrencial: al final de cada día compartían, Louis CK y ella lo que habían pensado y anotado. Y así nació Better Things, que en setiembre de 2017 estrenó su segunda temporada (cada una tiene diez episodios de veintitrés minutos cada uno).

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Pamela Adlon en Better Things

El universo de la serie es el de la autoficción de Sam Fox, madre de tres hijas: la menor es Duke (Olivia Edward), la del medio es Frankie (Hanna Alligood) y la mayor es Max (Mikey Madison). Sam es una mujer divorciada, pero sería casi igual si la pensáramos como madre soltera: ese padre es, a todas luces, un padre ausente. Pisando los cincuenta años, Sam no ha tenido todas las oportunidades que quiere y que posiblemente merece. Es muy amiga de sus amigas y amante ocasional de padres divorciados de amigas de sus hijas. Y padece a su madre. Porque además de las tres hijas hay una madre: Phil, verborrágica, frágil, maligna, interpretada por Celia Imrie. La historia transcurre en Los Ángeles.

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Pamela Adlon y Mikey Madison como Sam y Max

La presentación inicial recorta imágenes de video con las protagonistas en distintas edades: Sam haciendo la v de victoria en lo que parece una manifestación, una muy temprana juventud, videos caseros de las hijas haciendo morisquetas, mientras se escucha un fragmento de «Mother», de John Lennon, que nos dice: Mother, you had me / But I never had you / I wanted you / But you didn’t want me. Y la canción es tanto una especie de jugo concentrado de toda esta serie que habla de ser madre, pero también de ser hija, y del desdoblamiento amoroso de Sam, que parece tener que cuidar de todos, pero que no busca ser abnegada y no parece creer en las grandes ventajas de esa presunta virtud. Sam es carismática. Sam es cáustica. Tiene los ojos delineados de negro y se viste con un aire rockero y botas tejanas. Les dice a las hijas dude (‘tipo’, designa a un hombre, y lo hace muy, muy, muy informalmente, porque según Pamela ella misma a veces es un dude, solo que le gustan los hombres, lo que, en alguna entrevista ha comentado, la convierte en un gay). Tiene muchos deberes todos los días, pero al mismo tiempo es libre. Su falta de artificio, su voz rasposa, sus palabrotas no disimulan una sensibilidad que ocasionalmente llega hasta la cima del Everest. Así, como quien no quiere la cosa. Sam es un personaje que piensa y que escucha. Atiende. El pensamiento y el silencio son hiatos habituales en la serie.

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Pamela Adlon y Olivia Edward como Sam y Duke

Honesta, sardónica, vital, nunca condescendiente, Better Things retrata un mundo donde conviven emociones aparentemente contradictorias, en un retrato íntimo y rabiosamente auténtico. Sencillo y tan real que se vuelve hiperrealista. Lo frustrante y lo desolador no impiden los momentos (breves) de armonía. Conflictos que en otras ficciones podrían convertirse en el centro del drama (una identidad que acaso podría suponerse en crisis, en la adolescente Frankie, que prefiere vestirse como chico e ir al baño de los varones en el liceo; el impulso que siente Sam de romper una relación incipiente con un hombre, solo porque todo va demasiado bien —y para qué molestarse, si esos pliegues sentimentales después pueden apagarse—) conviven armoniosamente con otras pequeñas crisis que pueblan la minucia cotidiana: la falta de reconocimiento que siente entre sus hijas, unas muchachitas preciosas e insaciables (especialmente Frankie y Max), y al mismo tiempo el amor por la actuación —el capítulo seis de la segunda temporada es una cosa encantadora y extravagante, la concreción de un sueño oscuro que libera a la familia, y la familia incluye a un par de amigos—; las rencillas, las rencillas, las rencillas.

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Pamela Adlon y Hanna Alligood como Sam y Frankie

Que una ficción pueda permitirse esa falta de estridencia en las grandes y grandilocuentes crisis para concentrarse en las complejidades del barullo de los días, y contar la exasperación y el desasosiego (y también la gracia y el brillo y el humor y las alegrías) con esa partitura en clave de microdrama es algo muy lindo y muy extraño. El registro es agridulce, claro.

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Frankie, Max, Sam y Duke

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